lunes, 17 de junio de 2013

Gracias



Post inusual, pero el otro día estaba leyendo ciertos blogs que sigo, y me paré a pensar lo impersonales que pueden llegar a ser. El papel digital es frío, no llegamos a saber nada de la persona que creemos que nos está contando algo interesante. Hoy he visto que tengo 2074 visitas, si lo comparo con otros blogs, es una cosa insignificante, pero para mí cada una de ellas es un éxito, teniendo en cuenta que tengo veinte entradas y que  no se trata de ningún blog de moda, decoración u otras variedades más amenas, sino que se trata de conceptos de economía que pueden, en principio, no resultar atractivos. Por ello, quiero agradecer vuestra participación en uno de mis proyectos, me gustaría que me conocierais un poco más, quizás los que se sientan identificados, puedan encontrar una motivación, como la encontré yo.
En realidad no me gusta hablar de mí, no me gusta llamar la atención, prefiero pasar desapercibida, me pone nerviosa sentirme observada. Mi familia es modesta, y siempre me han enseñado que sin constancia no se consigue nada en la vida. Tuve la suerte de estudiar una carrera que me gusta, y la mala suerte, quizás, de conformarme con el primer trabajo que me salió y que resultó no convencerme demasiado. Por eso, años después decidí cambiar mi suerte, y aunque va lento, está cambiando. Soy de la convicción que cuando algo te motiva llegarás a ser el mejor, y sobre todo, conseguirás ser feliz con ello. La felicidad, ese ansiado estado que todo el mundo anhela y que nadie es capaz de percibir la mayoría de las veces, y todo porque se está más preocupado de cómo encontrarla. Yo soy simple, la encuentro en beber una cerveza compartida con amigos y una buena conversación. Me encanta estar bien rodeada, rodeada de buena gente, de aquella que crea y no destruye, los que prefieren el ahora al mañana. La gente que me enseña, las personas que son auténticas, los que miran a los ojos sin tapujos me producen admiración y se ganan mi respeto. Mi punto débil es la mentira, creo que es lo que consigue “matar” todo lo bueno, siempre digo que es preferible una verdad que duela a una mentira que mate, lo primero se llega a perdonar, lo segundo consigue sacar lo peor de mí y además es lo que crea la desilusión, y ésta ya no tiene cura, sólo tiene cicatriz.
Estar en paro me ha hecho pensar, ha hecho que vuelva a retomar cosas abandonas, ha hecho que tenga que desaprender cosas y  que tenga que aprender otras nuevas. El blog ha sido una vía de escape, y pensar que alguien puede saber un poco más de algo gracias a tan poco, me hace sentir bien. Además, me gusta leer y estar informada, creo que todos deberíamos, ya lo decía José Luís Sampedro, sin libertad de pensamiento la libertad de expresión es inútil. Hay que estar preparados para poder interpretar la información. 
No podría vivir sin música, lo que una canción puede hacerme sentir, pocas cosas lo hacen, de hecho, puedo escuchar 1000 veces un tema, que 1000 veces me hace desconectar. Me gusta evadirme, tener mis ratos de soledad, es cuando saco lo positivo a lo negativo, cuando decido ver a la vida como una victoria y no como una derrota. Me cuesta digerir las decepciones producidas por personas que tenían mi aprecio, pero cuando pasa el tiempo necesario y consigues mirarlas de lejos, te das cuenta de que cada una te hace crecer como persona y que lo importante es que no hagan que dejes de ser tú, porque acabas descubriendo que siempre vienen cosas mejores ó quizás, las veamos como mejores porque aprendes a apreciarlas.
Intento ser autosuficiente y conseguir los méritos por mí misma, aunque sé que no sería nadie sin mi gente, la necesito para respirar, desde los que están  a 5000km, como los que están a 10, siempre están. Ya se sabe que no es lo que se dice, es lo que se hace. Y en mi caso, no me gusta prometer lo que no puedo dar. 
Incorformista por naturaleza, me exijo tener siempre propósitos que alcanzar, intento cuidar mucho la relación con mi yo, quererse a uno mismo y no olvidar que nos debemos un respeto es algo fundamental, si quieres no perderte a ti mismo por el camino. Yo puedo decir que llegué a perderme, pero encontrarme es lo mejor que me ha podido pasar. Soy más de las pequeñas cosas, y me decanto por los valientes sin escudo, odio la cobardía, me parece ruin. Me gusta lo directo, lo sincero y no doy la bienvenida a la desconfianza ni a aquello ó a aquell@s que la generen.
Quiero poder conseguir mis objetivos, uno de ellos lo tengo gracias a vosotros, porque al final es cierto, que todo lo que hagas en la vida tiene un valor, por pequeño que sea, pero un valor, y eso siempre suma, y la vida se trata de eso, de sumar.
Suerte en vuestros proyectos y gracias por acompañarme en uno de los míos.
Me despido con una frase de Leonard Cohen “Actúa de la manera en la que te gustaría ser, y pronto serás de la manera en la que actúas”.

martes, 11 de junio de 2013

El arte de gobernar: Los Lobbies.



Según la definición de la RAE un lobby se define como “Grupo de personas influyentes, organizado para presionar en favor  de determinados intereses”.
Aunque todos sabemos  qué son los lobbies porque oímos hablar de ellos constantemente, me gustaría indagar un poco en por qué hay tanta desconfianza alrededor de estas organizaciones, y qué motiva esa desconfianza, porque como casi todo en la vida, los lobbies pueden ser positivos o negativos, ello dependerá  de la ética, legitimidad y transparencia  con la que se lleven a cabo las operaciones en las que éstos participan.
Desgraciadamente, puede que la imagen de los lobbies negativos esté más presente en nuestra actualidad, abusando de su poder para enriquecerse más si cabe. Rectifico, siempre cabe enriquecerse  más. Algunos ejemplos de ello, lo vemos en las petroleras y su manipulación con el precio del barril, farmacéuticas, entidades financieras etc.
Tras una primera pincelada, concluimos que los lobbies son por tanto unos colectivos con intereses comunes, que llevan a cabo una serie de acciones para poder influir en decisiones y políticas del Gobierno y/o Congreso. Para poder defender esos intereses que ellos consideran justos, intentan buscar tener relaciones directas con las autoridades públicas.
Procedamos a indagar un poco más en la “entredicha” transparencia que envuelve  a los lobbies,  punteo entredicha precisamente,  por el secretismo con el que se firman este tipo de operaciones. Los acuerdos se realizan en despachos inaccesibles para el ciudadano de a pie, son operaciones que se hacen a contacto directo entre el tomador de la decisión y el interesado. No se proporciona al ciudadano, a los  posibles afectados por la ejecución de esos procedimientos, información alguna, ni siquiera desde el Congreso, sobre el contenido de lo pactado ni sobre los argumentos que han sido presentados a los decisores para conseguir ese acuerdo. Todo esto genera un clima de desconfianza hacia los intervinientes, que hace que la imagen de los lobbies se asocie a corrupción, intercambio de intereses, manipulación  etc.
A parte de la falta de transparencia, existe otra peculiaridad que caracteriza a estas organizaciones, y es su acceso privilegiado a la autoridad. El juicio público se hace oír cada vez más  en este propósito, ya que debemos de ser conscientes de que un Estado debe salvaguardar los intereses  del conjunto de sus ciudadanos y no sólo los de unos grupos con relativa importancia dentro del país y de su economía. Se ha de respetar el principio de que todo ciudadano es igual ante la ley, y aunque es cierto, que todos podemos tener acceso a los organismos públicos, ni la presión, ni los tiempos de respuesta son los mismos. Creo que algo que todos tenemos claro a día de hoy, es que para incidir en la política hay que tener capacidad de negociación, el refrán por todos conocido “Por el interés te quiero Andrés”, aquí se llena de significado, dándose una multiplicidad de intereses irresistible.  Consecuentemente, los Estados dedican sus tiempo a atender a personas o grupos de personas que disfrutan de un mayor poder ya sea por el número de personas al que representan, por su influencia en el sector al que pertenecen, por su reconocimiento público etc. Mientras que el resto de grupos que no disfrutan de tanto poder (en los que entraríamos el 90% de la población) pueden presentar sus quejas, reclamaciones o proposiciones ante los servicios públicos convenientes y deben ser atendidos, porque la ley así lo recoge, pero no acceden ni a las mismas autoridades públicas, ni ejercen la misma presión, ni las respuestas ni los tiempos en los que éstas se formulan, se igualan a los que  gozan los lobbistas. Como conclusión, podemos decir que por ley se garantiza el acceso pero no la influencia que se ejercerá. 
Con referencia a lo anterior, se dan prácticas en la que empresas o personas que no reciben el trato deseado por parte de las autoridades públicas, acuden a los lobbies para que éstos intercedan para defender sus intereses, y  ellos a cambio reciben una compensación, normalmente económica. He aquí la legitimidad del trabajo desempeñado por el lobbista.

¿Qué características poseen los Lobbies?
El lobbista es un gran negociador, gran conocedor de las políticas públicas, sabe muy bien cuáles son las prioridades de los gobiernos y eso ayuda a encontrar puntos de acuerdo en el conflicto de intereses. Los Gobiernos ven en ellos focos de información especializada a la que ellos no tienen acceso, y esa información es muy valorada, sobretodo en tiempos de cambios y de tensión, donde la complejidad es creciente. Por ejemplo, el ministro de Industria se reúne con los empresarios que representan al sector automovilístico en nuestro país, son ellos los que conocen bien el mercado y sus fluctuaciones, debemos de ser conscientes, de que un ministro no puede saber de todo en profundidad.
La solución a esto, sería la regulación de los lobbies, dar luz a tanta oscuridad traerá un mayor conocimiento de cómo se están resolviendo los conflictos de intereses,  y eso haría que se puedan emitir juicios fundados en una realidad plasmada en papel. De momento, nos quedamos con mucho desconocimiento, y lo desconocido sólo trae desconfianza.